«Mientras los necios deciden, los inteligentes deliberan.” – Plutarco.
Los recientes cierres de campaña en Veracruz reflejan con nitidez el nuevo panorama político en la entidad: Morena ha logrado consolidarse como la fuerza hegemónica, no solo por su presencia territorial, sino por su capacidad de conectar emocional y socialmente con los sectores mayoritarios.
El movimiento impulsado por Andrés Manuel López Obrador ha alcanzado lo que parecía impensable hace unos años: edificar un partido dominante, semejante al viejo PRI en estructura, pero revestido con una narrativa ciudadana que, aunque incómoda para algunos, sigue generando confianza en amplios sectores de la población.
En contraste, los cierres de campaña del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano han resultado apagados, desorganizados y en algunos casos meramente simbólicos. Se percibe una militancia desmotivada, liderazgos ausentes y un electorado poco entusiasta.
El llamado “Clan Yunista”, que durante años ejerció control en importantes zonas del estado, ha cedido terreno. Al parecer, han optado por retirarse de sus bastiones tradicionales para evitar un enfrentamiento directo con el gobierno actual, que podría fracturar los frágiles acuerdos informales que algunos morenistas les han ofrecido.
Mientras figuras del yunismo festejan en Madrid y MC recurre a candidaturas polémicas, Morena cierra campaña con actos multitudinarios, con candidatos reconocidos por la gente, muchos de ellos emergidos de las bases sociales. No se trata de los políticos tradicionales, aunque ya se percibe una naciente élite morenista con experiencia acumulada. Sus liderazgos se sustentan en trabajo territorial, políticas sociales y una narrativa de cambio que aún tiene eco entre la población.
La gobernadora Rocío Nahle García ha elevado el nivel del debate político. En lugar de recurrir a ataques vacíos, ha apostado por fortalecer la gobernabilidad con apoyo federal, particularmente en seguridad, asegurando una jornada electoral protegida con alrededor de 16 mil elementos.
Con firmeza, ha rechazado la inclusión de perfiles ligados al crimen organizado, advirtiendo que aquellos que buscaron colarse en las boletas aprovechando vacíos legales, enfrentarán las consecuencias legales correspondientes.
Este fin de campañas anuncia el inicio de una nueva etapa para Veracruz. Morena no solo lidera en encuestas y capacidad de movilización, sino que se perfila como el nuevo partido dominante en el estado.
La diferencia es que, hasta ahora, ese dominio proviene del respaldo social, no de la imposición.
En un contexto donde la política nacional enfrenta descrédito, que un movimiento aún logre mantener encendida la esperanza ciudadana —aunque no exento de errores— sigue siendo un fenómeno político digno de análisis.
Morena cierra con fuerza en Veracruz, mientras la oposición pierde forma y rumbo.
